Tiempo atrás, en el corazón de la ciudad vivían tres cerditos que eran hermanos. El más grande era el cerdo cheto. El del medio era el cerdo villero. Y el más pequeño era el cerdo rolinga. El lobo de la municipalidad siempre andaba persiguiéndoles para comérselos con las boletas de impuestos. Para escapar del lobo, los cerditos decidieron hacerse un refugio.El mediano construyó una prefabricada de madera para poder irse temprano a tomar vino en caja y a escuchar cumbia villera con las chinitas del barrio.
El menor rolinga fumaba marihuana al ritmo de bob marley en su refugio de hojas de marihuana.
- ¡Lobo ortiva! ¡careta! jajajaja- gritaba y luego reía a carcajadas mientras perdía la cuenta de los porros que fumaba. El lobo salió detrás del cerdito cheto y él corrió hasta su refugio y llamó a su vecino senador. El lobo intentó cobrar los impuestos pero sus intentos quedaron en la nada.
El lobo persiguió también al cerdito villero por la bailanta, que luego corrió a refugiarse y llamó a su puntero político. El lobo intentó cobrar la renta inmobiliaria. Nada logró pero unos pesos para la pizza y la birra pudo llevarse.
Casi sin aliento, el lobo llegó al refugio del cerdo rolinga. Este tiraba humo como si fuera un incendio forestal.
El lobo se puso a dar vueltas al refugio, buscando algún sitio por donde entrar. Con una tijera podadora cortó varias hojas de marihuana, para colarse. Pero el cerdito de flequillo rolinga puso marihuana seca y picada en un papel y empezó a quemar. El lobo atraído por la baranda accedió al interior del refugio, cayó a la par del rolinga que yacía en el suelo y también se fumó.
Escapó de allí dando unos terribles aullidos porque creyó ver a Bob Marley vivo, sonriéndo y cantando “I wanna love you”. Se cuenta que nunca jamás quiso cobrarle al cerdito rolinga.
FIN
