martes, 12 de mayo de 2009

VISITANDO A LA MUERTE EN EL OSTENTOSO BARRIO NORTE

Días atrás estuve en el centro de salud. Ese lugar tan cerca del centro tucumano y de la vitalidad de los transeúntes pero a la vez tan próximo a la muerte. Ese lugar donde las mujeres están prestas a dar a luz a sus críos pero también están próximas a perderlos. Ese lugar donde se acerca un pibe avisándote que le duele la muela pero que también te pide que le compres algo para comer. Ese lugar donde algún medico aparece para salvar alguna vida y otra se le pierde al cruzar la puerta de terapia intensiva por alguna demora propia de la falta de organización. En definitiva, una isla en el ostentoso Barrio Norte, que no es otra cosa que una tierra fértil de contrastes notables.
Eran como las nueve de la noche. Mientras cruzaba por la puerta de la guardia, por detrás venia una ambulancia con gente al borde del deceso. El lugar se convirtió en un caos. Un griterío ensordecedor. A su vez había gente en la sala con tres horas de espera en estado de aflicción. Pero había que hacer lugar a la gente trasladada. Entonces cruzaban médicos y enfermeros trasladando muchos accidentados. El resto, los sanos observábamos atentos. Y los enfermos y convalecientes prolongaban el dolor.
Mientras estaba parado tuve la posibilidad de ver todo tipo de gente y de situaciones. Había algunos que estaban allí por un dolor de muela pero otros se morían.
Y yo no podía hacer vista gorda. Una persona con un poco de sensibilidad se da cuenta de que la muerte anda por ahí. Muestra su rostro. Cuando yo la vi, se manifestaba en forma de una ancianita sentada en posición inclinada y tapada con una colcha hasta la cabeza. Tiritaba y estaba con los ojos cerrados. Pero ella también debía ser paciente porque tenía que esperar al turno ciento ocho para morir. La habían traído anónimos y la depositaron como si fuera un juguete viejo en un sótano. Los médicos no sabían que hacer ante los reclamos múltiples de la gente que estaba allí. También vi a un anciano que lo trasladaban de un lado a otro en una silla de ruedas. Iba abriendo la boca y mirando hacia el cielo buscando la ayuda de Dios y evitando el precario consuelo de los hombres. Por el incesante movimiento de gente, no pude conocer su suerte final.
Los niños no escapaban a la crudeza de la realidad. Pedían a cuanta gente se le cruzaba que les compren un sanguchito de salame y queso. Lejos estaban de los juguetes y las consolas modernas de videojuegos de los niños de barrio norte. Y más lejos aún lejos estaban de lucir una sonrisa en su rostro.
Esto que vi es dolor y angustia. Esto que vi también es hambre. Esto que vi es parte de mi ciudad y de lo que soy.

19 comentarios:

  1. la verdad! duele ver esa realidad en cada hospital publicoo!!

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  2. El hospital de niños esta bien equipado, y el Padilla, mejoró mucho. Pero cuando se trata de debatirse entre la vida y la muerte, obviamente no alcanza. Besos.

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  3. Q triste realidad...pero q cercana, si por lo menos para algunas personas la muerte llegara de una manera más digna...

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  4. Totalmente hermano... Me gustaría aportarte un pensamiento a tus observaciones, al margen de la realidad que viste, quizás sea un pensamiento utópico el mío, quizás más real que la realidad pero aquí va...

    "Deberíamos luchar por estar sanos y no por tener cada vez más hospitales, es ahí donde radica nuestra ignorancia acerca de la salud"

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  5. si es verdad diego. La gente muchas veces atrae la enfermedad desde su psiquis.

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  6. No solo es triste este panotrama, que se vive cada vez que se cruza la puerta de una guardia u Hospital, y a veces no importa tanto el barrio, sino la falta de seguridad de salud, que poseen los ciudadanos. Sumdo a la falta de trabajo y hambre que esta a la orden del dia y en todos lados.
    A veces me pregunto si tendremos tiempo de cambiar para los que vendran, y de solo pensarlo me duele.

    Besos, y buen fin de semana.

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  7. spre hay tpo para cbiar. el cambio principal pasa por uno.vivimos la realidad latinoamericana pese a q alguien nos quizo convencer de q eramos primer mundo yde q eramos demasiado progresistas. pero bue... tambien significa q estamos ante un dessafio de mejorar la cosas y no hay q bajonearse. pq si logramos mejorar en algo la vida de ntros hermanos ciudadanos seria un triunfo mucho mas valioso q el q puedan llegar a tener los ciudadanos de primer mundo por la precariedad de nuestra cultura colectiva. Siendo esta cultura muy contrastante con lariqueza propia de nuestra tierra q por cierto la destruimos dia a dia. gracias por tu aporte. besos

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  8. hola como estas?
    gracias por pasarte por mi blog y comentar..
    ya te sigo me gusta tu blog y ademas somos de los mismos pagos..
    Un beso

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  9. Muy buen relato vieja, me gustó el retrato de la muerte humanizada en el rostro de ese anciano. A mi me tocó transitar esos pasillos por cuestiones, digamos, profesionales y cada vez que me iba lo hacía con la convicción de que ese es el purgatorio y el infierno del subdesarrollo.
    Interesante el blog. Un abrazo

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  10. Muy buen post, es cierto lo que decís de esa isla en pleno barrio Norte. Me gustó cómo está escrito. Un abrazo grande, ya andaré de visita otra vez.

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  12. Mente Ridícula dijo...

    hola, yo llevé a un pobre muchacho con el hombro luxado desde hacía 4 horas... en el padilla no había traumatólogo ni anestesista un domingo al amanecer, en el Modelo le pedían un depósito de 1000$, tenía seguro de la caja y subsidio... pero no importa, no había lugar para unn obrero de EDET de Leales, y bué, seguí el consejo de un médico traumatólogo al que desperté de un telefonazo a las 6 am y partimos al Centro de Salud, un verdadero pandemonio la guardia, pobbres enfermos, pobres médicos y enfermeras corriendo todo el tiempo...
    como ya aprendí hice valer mi título de doctora para que lo atendieran, era tanto el agradecimiento de este joven y de su padre policía bombero...
    me pregunto qué les pasa a los que no encuentran un hada madrina "dotora"?...
    creo que se quedan en el purgatorio no más, pero eso sí: de Barrio Norte ché.
    muy bueno tu artículo, pinta la realidad
    fifí bigotes grises

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  13. Mi vieja había posteado con mi dirección.Sorry

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  14. hola. muchas gracias. No soy una persona q se dedique al periodismo y los moviles que inspiran para escribir son meramente expresivos.
    Lo que escribì fue en base a mi experiencia personal. No tgo intereses politicos en este tema ni nada que se le parezca.
    Quizàs cai en un momento desgraciado de ese nosocomio pero espero que me ayuden con su opinion. gracias un abrazo

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  15. Me gusta mucho como escribis.
    Sos muy descriptivo.
    Saludos.

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  16. Lo que viste es muy triste y real, don Carlao. Soy una convencida de que la muerte es todo lo que nos motiva y desmotiva al mismo tiempo. Verla así, a través de esa viejita con el turno 108, es de las maneras más gráficas que hay. Muy triste. Muy. Pero ambiental, concreto.

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  17. wow, una cruda realidad... muy bellamente redactado...

    Saludos... = )

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  18. la verdad que cada ves que uno sale a la calle, te lleva a pensar que alperovich vive en una nube de pedos, o el "cantry" de su flia queda dentro de un termo. estudio enfermeria y puedo decirte que en el hosp. avellaneda no tenemos ni guantes (lo minimo indispensable para nuestra bioseguridad!!) para realizar las practicas...
    buen post
    besotes

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